17 de octubre de 2008

Lección # 2. Échale la culpa a Discovery Channel

En '¡Cuidado! perro bravo' descubrimos que en este variopinto y encopetado país de laisas, jotamarios y goleadas 4-0, puede decirse cualquier disparate metiéndose debajo de las enaguas [léase naguas] de Discovery Channel.
Así es, estimada y creciente audiencia, el añadir a una frase "lo vi en Discovery" garantiza total impunidad, sin importar el tamaño de la idiotez en la que se haya incurrido o en la que pretenda, deliberadamente, sumergirse.
Por años y años mamarrachos lengüilargos han usado esas palabras mágicas para meterse en conversaciones ajenas, sin que se pueda hacer algo al respecto, porque entre los colombianos promedio no hay nadie tan osado como para intentar refutar al canal de televisión del que emana buena parte de la sabiduría de la Tierra. Así las cosas, usted, querido educando, puede empezar a poner [o seguir poniendo] en práctica en este mismo instante este irrefutable postulado para probar su veracidad. Por ejemplo, vaya diga que parpadear mucho da cáncer o que planchar la ropa húmeda causa esterilidad. Cuando sus interlocutores abran los ojos en señal de desaprobación remátelos diciendo con toda seguridad las palabras mágicas: LO VI EN DISCOVERY. Nadie se atreverá a musitar palabra ante semejante blindaje. Por supuesto, todo lo anterior está fundamentado en hondos estudios y experimentos llevados a cabo en importantes universidades de todo el globo, después de haber sido confirmado por importantísimos catedráticos, además, lo vimos en Discovery.