28 de abril de 2008

Ya no me mamo a los críticos

Estoy de acuerdo con Luis Ospina: en cuestión de cine, cantidad es calidad. Los realizadores colombianos deben apuntarle a hacer cuantas películas puedan y no pretender rodar una cinta cada cinco años, con la aspiración de que sea una obra maestra. Bajo el sol no hay nada oculto. En estos caminos del séptimo arte apenas nos están saliendo los dientes, por eso ese es el primer paso para convertir esto que hacemos ‘tímidamente’ en una industria de verdad. Vamos bien.
Pero esto tiene su ‘pelo en la leche’. Por un lado los directores, guionistas, productores, luminotécnicos, etcétera, etcétera, le apuestan al sueño de hacer cine. Por el otro, ‘algunos’ -repito, ‘algunos’- críticos parecen querer impedirlo a toda costa.
Y es que los críticos tienen el poder en sus manos. En un párrafo suben las películas al cielo, o en un par de líneas las tiran al suelo, rebajándolas sin piedad. En pocas palabras, convierten el trabajo de varios meses, en el que se han invertido millones –obtenidos después de hipotecas y carros vendidos- en una ‘basura que no merece ser vista’. Eso se lo dicen a sus lectores, y ellos, por consiguiente, ni se asoman a las salas a ver la cinta.
Lo peor de todo es que ‘algunos’ de esos críticos, que están en el grupo de los ‘algunos que no quieren que haya industria’, lo hacen de ‘mala leche’. En serio. De eso me convenció el director de una película que se estrenó este año, cuando me contó que un crítico se había encargado de despedazar su obra –antes del estreno-, y además había ‘pasado la bola’ a sus colegas, que también hablaron muy mal de ella. ¿Hay buenas intenciones en eso? No creo.
Otra muestra. El experto en cine de una reconocida cadena radial, catalogó ‘El colombian dream’ de Felipe Aljure como la peor cinta de 2006. Eso no tendría nada de llamativo si, en segundo lugar, no hubiera puesto a ‘Chiquito pero peligroso’. Palabras más, palabras menos, una seudo comedia gringa, floja, muy floja desde su título, tiene más merito que una propuesta colombiana hecha con las uñas. Muy objetivo, ¿cierto?.
Tengo claro que hay películas colombianas que son malas, pero también que si hay diez pésimas y una buena, ya estamos ganando. Por eso, entre más, mucho mejor. Para que haya más, necesitamos que la gente vaya a las salas, para recuperar alguna platica y volverla a invertir en cine. Por eso exhorto a los que hacen parte del ‘reducido’ grupo de ‘algunos críticos mala leche’, que si no les gusta alguna película colombiana, se limiten a poner una estrellita en la escala que le da cinco a una obra maestra. Con eso es suficiente. No hay necesidad de sobreactuarse. En serio, si lo que buscan es desquitarse, pues ahí tienen los filmes de Tarantino o Scorsese. Hablen pestes que a ellos no les importa.
Me despido con una frase del músico francés André Gedalce: “los críticos hacen pipí sobre la música, y creen que la están ayudando a crecer”.

DR.

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